Un diminuto instante....
....No hay nada aquí
sólo unos días
que se aprestan a pasar
sólo una tarde
en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir
después mirar la realidad
y nada más, y nada más
(Silvio)
Lo aprecié en mi viaje a Cuba: mujeres y hombres, ancianos, jóvenes sacaban sus sillas a la calle apenas la tarde comenzaba a despuntar y el calor se aliviaba bajo los primeros atisbos de la noche .
Sacaban sus sillas a la calle y se dedicaban a observar... Sólo eso: sentarse y mirar. Y me quedé pegada con esa imagen: los viejos fumando un buen habano, las mujeres hilando semillas a un collar o conversando entre ellas, algunas también fumaban habanos .... Podía respirar la calma, la espesa quietud de aquellas tardes de barrio mirando a los niños jugar o los barcos en el malecón.
De verdad que valoro esos gestos cotidianos que, de seguro, se dan en todas partes del planeta, que nos hablan de algo tan simple, pero tan profundo a la vez: ver pasar la vida desde nuestro pequeño peldaño o escondrijo, dejar que fluya el tiempo, ese extraño que se expande o se precipita según quien lo percibe.
Permitir pasar las horas con sabia quietud, escuchando los rumores de la hojarasca, los crujidos de las maderas, las letanías de los adoquines, una música lejana, un sonido de grillos....
He visto barrios en Chile donde también tenemos esa costumbre, hasta fotos hermosamente compuestas han inspirado esas tardes de contemplación y reflexión......pero generalmente son sólo nuestros abuelos quienes suelen hacerlo, sin, quizás, más entretención que ver cómo el resto del mundo sobrevive a sobresaltos, luchas y empujones. No nos vendría nada de mal una de estas tardes calurosas, practicar la observación de lo cotidiano, arrimando nuestra silla a la calle.... De seguro nos sorprenderemos....
24 Comments:
Ver la vida pasar... deporte y arte cuyo afán llega con la sabiduría: linda palabra, según la etimología, saber "saborear" el conocimiento. Me encanta cuando la cotidianeidad nos sorprende con múltiples "sabios" que no se formaron en los pizarrones ni en los microscopios, sino en las asperezas y dulzuras de la vida. La mujer que hilaba collares con semillas, la habanera con su vestido blanquísimo que refleja la eterna esperanza de ese pueblo, los niños que no miden el tiempo para echar andar sus bicicletas o sus trompos, el hombre que se sienta en la plaza a arrojar migas a las palomas, como desentrañando una oculta filosofía entre las que vuelan y pelean el trozo... Qué ganas de vivir con esa precariedad, en el sentido de no abrumarnos con tanto qué hacer.. tal sea porque al avanzar la vida, va restando menos y lo que queda cause menos ansiedad, pero igual apetito.
Milk and Kisses!
Hermoso !
Un gran abrazo.
Shlomit.
También me llamó la atención cuando estuve en Cuba el hábito de sacar sillas a la calle incluso para concertarse en juegos de salón. Interesante, la calle se llenaba de observadores y transeúntes que ocupaban las calles como si fuese la continuidad de su casa. Interesante esa vida de puertas abiertas.
Saludos.
Gonzalo me ha dado un buen regalo:
traerme aquí.
Un placer leerte.
Abrazo
Amiga, cómo no recordar esas tardes calurosas y húmedas en las que recorrimos, prácticamente a pies pelado esas estrechas calles. Cómo no recordar esas negritas vestidas de blanco cerca del Malecón y esos hermosos, sanos e ingenuos pequeñitos jugando baseball en la calle, mientras sus madres conversaban tranquilas en la puerta de sus viviendas y los ancianos jugaban una partida de cartas en la calle, con un buen vaso de cerveza. Sí en la calle, tal como tú lo describiste, viendo la vida pasar.
Que maravilla, cómo extraño esa quietud... acá la vida se nos va por entre los dedos. Qué ganas de poder apretar el botón 'pausa' y tener un segundo, sólo uno para ver lo que pasa a nuestro alrededor.
Algo que seria genial poder hacer en la vida urbana donde no hay tiempo.
Buen post. Saludos
como añoro esas vidas...
Besos
Aquí, tambien pero en los pueblos del interior se sientan en la acera, los abuelos ¿que miran? ¿Que pensamiento le vendrá a su mente?
Gracias a Gonzalo, conocí tu casa
Saludos
me hiciste recordar un pueblo de Venezuela, Rio Caribe, todas las tardes su gente se sienta en las puertas de las casas a mirar pasar la vida. Un espacio afuera-adentro, muy hermoso
dos besos
Ohh... algo me distrajo e hizo que me levantara del umbral que me regalo los sentidos y los sueños, pero lo recupere...gracias a ti.
y a gonzalo obvio!
Te dejo un beso.
Hermosas letras, gracias por compartirlas...
Un abrazo
MentesSueltas
Estoy aquí por recomendación de Gonzalo, un placer leerte.
En algunos pueblos y ciudades de España aún conservan esa costumbre, ver pasar la vida desde tu puerta, saludar a los vecinos, interactúar con la calle... y es más gratificante que hacerlo a través de los cristales de una ventana, sintiendo los ruídos, los olores...
Besos.
Es verdad lo de España. En las ciudades no, pero en los pueblos, especialmente en verano, la gente saca sillas, mesas y se ponen a beber, a "echar la partida" entre medio los niños en bicicleta, entran y salen de la casa que tiene la puerta siempre abierta. Es re loca la vida de los pueblos en España, es como una España paralela. Igual que los gitanos aquí: una gente pararlela
Hola. La verdad es que es una gran sensación de paz y tranquilidad; estar así, sin que nadie te moleste; sin pensar en los problemas si es que los tenemos. Olvidar por un instante una vida agitada,los problemas; así sin que nadie te moleste.
Besitos.
Una costumbre que parece que se ha perdido en España. Sólo suelo ver por una de las calles por las que paso a un anciano observar la calle, en una silla, sentado en el portal de su casa pero, sólo éso...
Yo creo que los jóvenes estamos demasiado ocupados frente al ordenador y con nuestras cosas de estudios, etc. Sin duda, seguro que es un buen ejercicio. Habrá que probarlo algún día...
Un saludo.
Tu escrito invita a la observación mundana. Si era tu propósito, has conseguido animarme ¡ Felicidades!
Saludos cordiales.
Esto es, recuperar el tiempo lento. El tiempo es perverso, se despilfarra corriendo y se atesora pausado. Lo perdemos acelerados los activos y los viejos, que poco les queda, lo recuperan despacio. Paradojas de la vida.
qué te ocirrió con la lluvia del viernes?.
te mojaste al recorrer nuiestras calles, al hablar con las imágenes del día?
La verdad es que siento una (¿sana?) envidia cuando leo tus palabras. He tenido la misma sensación que describes en viajes que he hecho, he querido bajarme y quedarme allí al menos un tiempo para disfrutar lo que no me dejan las cuatro paredes en que paso el 80% de mi vida. La pregunta es... ¿estaría dispuesto a vivir así? Nos hemos hecho esclavos del mall, del auto, del cable, del celular, del notebook, del happy hour... para qué seguir. La opción habría que tomarla completa: dedicarse a contemplar la vida, pero eso implica resignarse a vivir con extrema sencillez. ¿Cuántos de nosotros podría renunciar a los otros placeres, los mundanos, los que hay que pagar (y harto caro)?
Besos, cuidate.
...jejeje, de cierta forma, he renunciado (un poco por opción, un poco por obligación)a los "placeres" q tu dices....y la sensación es bastante gratificante...lo unico q hecho de menos, son mis amigotes de siempre...(a todo esto, bien claudita...saludos)
Gracias por tu visita... te espero siempre.
Un abrazo
MentesSueltas
Con tu relato recordé las tardes de verano de mi niñez en el cerro Monjas. Junto a mis amigas jugábamos al luche, mientras mi mamá, mis tías o otras vecinas disfrutaban del "fresco". A veces, hasta nos comíamos el postre en la escala de nuestra calle. Hasta siento el olor a tierra mojada que salía cuando a alguien se le ocurría mojar los adoquines...
Lindo Blog
...yo tuve la oportunidad de ver como se ha ido transformando toda una cultura del atardecer de campo....cuando era chico, de vez en cuando veraneabamos en los andes, en pleno campo, en la casa de adobe de una tía...calle de tierra...y en el acceso, junto a la puerta, en la vereda, tenia dos piedras planas, haciendo de banca...ahi se sentaba ella a conversar con sus vecinas...yo jugaba por ahi, siempre a la vista de ella...hoy, la calle esta pavimentada, el campo esta lleno de poblaciones y las piedras...hmm, se las robaron.
Es el gesto de la amistad, de la camaradería...pueden estar todo un día contemplando el paisaje, pero llega la hora y se despiden con afecto (había un comercial de la CTC que versaba al respecto).
La disposición a vivir así creo que está...sólo esperamos por nuesro partner en aquella aventura de la contemplación quieta.
Saludos cordiales.
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